La vida consagrada...


La forma de la vida consagrada es un lujo para la Iglesia y, por repercusión, lo ha de ser para el mundo. Como humanos somos muy dados a todo tipo de selección: Buenos y malos, mejores y peores, consagrados y no consagrados, infierno y cielo. Digo que humanamente hablando hasta es correcto, no hay nada que objetar. Aunque, posiblemente en la mente de Dios no lo sea tanto. Por eso nos es bueno bucear en el lago de las aguas claras y azules de Dios hasta llegar a identificarnos con él. Posiblemente escuchándole a Él lleguemos a entender el pasaje del Evangelio que dice: “Mirad las aves del cielo que sin sembrar comen; y los lirios del campo, sin hilar y sin pintar, lucen los más bonitos colores.

La locura de la manifestación de Dios en todo lo que está hecho ha sido interpretada por las criaturas a la medida de su pobre capacidad. Por lo que, en las distintas formas en que éstas se manifiestan, sólo hay que ver un intento de actuar de un Dios empobrecido y achicado por el ser humano. No somos más, ni somos menos de lo que en cada uno hay de Dios. Por eso nos sorprenden unos y otros con sus formas de dejar vivir a Dios en ellos mismos. En cualquier forma de vida hay fallos y hay aciertos, en más o menos abundancia, con más o menos libertades, con más o menos sonrisas y lágrimas, con más o menos Dios en sus bocas y sus ojos, con más o manos confianza en la Providencia. Ésta siempre responde; es fiel a la oferta y a la demanda de cada ser. Sólo cuando nuestras vidas son entregadas –decimos los hombres de fe- al Evangelio, la Providencia no falla. Y si falla es porque nuestras vidas son entregadas sólo en apariencia.

El Nacimiento del Salvador…


Es verdad que el Nacimiento del Salvador entraña en mi vida unos sentimientos que me desbordan; que con tal motivo, cada año me ingenio para llegar con mis sentimientos, incluso, a gente que, personalmente, no conozco, pero, como miembro de la sociedad, sé que les debo algo y quiero, con mi felicitación, resarcir mi deuda con ellos. Por ejemplo: Un año me hice con las direcciones de todos los empleados de correos de Cáceres, y a ellos me dirigí. Sorprendentemente, la noche de la Navidad de ese año, más de uno me llamó por teléfono, porque en casa, emocionados con mi mensaje, todos estaban llorando. Me explico, ¿no? Sobre si a todos les pongo lo mismo. Si los conozco personalmente, no. Cuando me asalta a la memoria una persona querida llega con una exigencia muy particular a la que, sin duda, hay que satisfacer.

Mi correspondencia, de ordinario, es abundante; Me escribe mucha gente y a todos contesto. Y si esto no fuera bastante, llegada la Navidad tengo razones para aumentar los escritos. Con ello busco hacer mayor mi comunión, procurando que no desaparezca. Personalmente, esto repercute en el espíritu. De acuerdo que es una ocupación añadida a la que uno tiene; pero merece la pena. Es como un juego de sorpresas, que yo uso con frecuencia; con él lleno de ilusión a gente que no me espera: En cada Navidad elijo un sector de la sociedad: carteros, empleados de Renfe o Estación de Autocares, para que les llegue mi singular felicitación. Los resultados han sido positivos. El hecho de que un desconocido llame a tu puerta con un mensaje de paz; se quiera o no, es un mensaje de cielo. Que esto es un añadido más al peso de la vida: Nadie lo puede negar. Pero que merece la pena hacerlo.

El loco…


No sabía cómo llamarme, pero lo ha conseguido. En esta vida si se quiere hacer algo que merezca la pena, un tiene que ser un poco loco. Emprender algunas de las actividades que recoge en su pregunta es ponerse entre la espada y la pared: Muchos riesgos y demasiados frentes a la vez. Su asombro se apoya en los negocios de esta vida. Pero cuando se trabaja con la mirada elevada, el riesgo tiende a desaparecer. Decía el Señor: “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y aprended de mí”.

Quiero decir que para hacer lo que yo hago hay que confiar más en el que está por encima de nosotros y dejarse guiar un poco más por él. Sólo entonces, todo es más fácil. Recuerdo que, en más de una ocasión caí desvanecido al suelo, al finalizar la jornada de las clases: No había tenido tiempo para comer; que los sábados amanecía con los dedos sobre el teclado de la máquina de escribir, para tener a punto la “hoja de ruta”, que debía entregar a los jóvenes los sábados e la reunión de la tarde.

No niego que se pueda nacer con virus, pero en mi caso, toda mi labor no creo que se deba a la fuerza de los genes heredados, ni a un capricho, ni a no tener en qué emplear mejor el tiempo. Puedo decir sin engañar ni engañarme, que llegué a la vida desnudo tanto de cualidades físicas, como intelectuales. Me decían mis hermanos que, en casa, nadie apostaba por mí un ochavo. Creo que la principal razón para irme con los frailes, no fue mi capacidad intelectual, que no la encontraban por parte alguna, sino el hecho de no soportar la vida del campo.

Cuando los primeros pasos se dan con genio, los demás los da la misma naturaleza. Ella se encarga de abrirse camino para la vida. Porque más discurre un hambriento que cien letrados. Lo mío se debe a haberme dado cuenta a tiempo de mi falta de cualidades. Metido en una forma de vida que, a la vez que me alucinaba, me hacía creer que le podía sacar partida, me ayudó a seguir adelante. Porque en la vida “no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”.

Asociaciones


Tengo la sensación de que un considerable número de asociaciones religiosas, que se denominan católicas, más que formar cuerpo con la Iglesia Universal, son miembros separados de ella. No sólo tengo la sensación. También tengo razones que me obligan a reafirmarme. Aunque, en estos temas uno debe ser muy cauto. Y no todo lo que reluce es oro. Las apariencias más de una vez engañan.

En este asunto, como en cualquier otro en el que la persona se vea implicada, hemos de hablar con total respeto. El Señor en esto fue tajante. Les dijo a sus más íntimos colaboradores molestos por que alguien había sembrado cizaña entre el trigo: “No os precipitéis. Dejadles que crezcan juntos. Cuando llegue la siega los separaremos. Porque si no corremos el riesgo de arrancar también el trigo”.

Además, ¿por qué no comparamos a la Madre Iglesia con cualquiera de nuestras madres? Cuando salimos a la vida venimos enganchados a ellas por el cordón umbilical. De repente se pega un corte brutal, que, en buena lógica, debería ser mortal. Pero no lo es. Este es el momento en el que la criatura parece alimentarse y defenderse por sí misma. Sin este corte no podría medrar ni llegar a ser la criatura que la vida quiere que sea. Podemos preguntarnos: ¿Vive y crece al margen de la corriente que, aparentemente, ya no le llega de la madre? Se nos escapa de la mente lo puramente espiritual. Está demostrado que la imagen de la madre, en los momentos más duros de la vida, ella se hace presente para dar un nuevo impulso. Lo mismo pudiera suceder con los grupos de jóvenes o de gente mayor que se dice pertenecer a la Iglesia a la vez que dan la sensación de desentenderse de ella. Ante este hecho, tengo mis respetos a la hora de emitir mi veredicto. Primero porque las apariencias engañan, y segundo porque veo que, sin desligarse en el interior, por la fe, de ella se puede más fácilmente madurar como corresponde a cada miembro de este significativo cuerpo: La Iglesia.

La vida...


La vida es nuestra compañera de viaje. Es más que una novia. Comparte por entero con nosotros –aunque exigiendo su paga- los días y las noches, la salud y la enfermedad. Con nosotros comparte las risas y las lágrimas, los placeres y los desgarros. Y apura con nosotros los sorbos dulces y amargos de la historia.

La pasión por la vida hace que nos crecen las alas para remontar el vuelo. El enamoramiento lleva consigo desnudarnos de todo prejuicio inútil, que nos pudiera esclavizar o no dejarnos vivir. Enamorarse de la vida es beber con ella en el día a día el néctar del amor hasta emborracharte.

La vida tiene dos compartimientos: Uno es edificio robusto y compacto, sostenido por pilares de roca firme, levantado con trozos de vida caduca, pero que se hace eterna con la conjunción de sus partes. El otro lo componen las vidas con minúscula, y son caminos hechos por las criaturas: Los árboles del bosque, las aves del campo, los peces del mar; hasta el ser humano es pieza de este compartimiento. Todos tienen salida y meta, comienzo y final. Todos llevan escritura indeleble de su caducidad. Todos son manifestación de la Vida Total. Por eso cada criatura es una ventana a la que se asoma la Vida con mayúscula: Dios.

Nada hay más hermoso bajo el cielo que la vida, nada más feble y delicado, es un cuadro de luces y de sombras, una maceta de barro con jacintos y nardos; la vida es una novia que exige tener tacto.

4 de octubre

- Pedro, voy a bajar un rato al huerto que es mi santo...
Hay mucha gente en casa, rezando... ¿Qué habrá pasado?

Parece que han venido muchos… Pobrecillos creen que he muerto...
¿Qué hace ahí mi sobrino?

Alguien trajo mi maleta... Creí que la había perdido.



El futuro parece asegurado... ¿Quién lo diría?







Hermana, sigue creciendo para poder cobijar bajo tus poderosos brazos a los que un día vinieron, a los que mañana vendrán.

Mi primera aventura...

AUTORA DE 'MI PRIMERA AVENTURA'

Isabel Agúndez: "Es imposible concebir este libro sin el padre Pacífico"

NACIO EN MALPARTIDA DE CACERES, HACE 57 AÑOS. TRAYECTORIA AFICIONADA A LA PINTURA Y A LA LITERATURA. HA ESTADO VINCULADA ADEMAS A VARIOS COLECTIVOS COMO LOS HERMANOS DE LA CRUZ BLANCA. EN 1998 FUNDO LA ORGANIZACION DE AMIGOS DE MOZAMBIQUE

26/09/2008 ROCIO CANTERO

En casa Isabel Agúndez, con su obra, Mi primera aventura.
Foto:JAVIER CALDERA

A Isabel Agúndez le cuesta ver la palabra ´escritora´ ligada a su nombre. "Yo soy una ama de casa y una madre de cinco hijos a la que le gusta escribir", afirma en varias ocasiones durante la entrevista. Y como madre, fue elaborando Mi primera aventura , el libro (a la venta ya en librerías) con el que ayer se estrenó como escritora.

--Habla de una aventura significativa, la primera

--Pero Mi primera aventura , son en realidad dos. Una es la historia del libro, la aventura de Luis, un niño de 9 años que va por primera vez a un campamento. Pero el título también hace alusión a la aventura que ha supuesto para mí escribir este relato, porque es mi primer proyecto literario publicado, y hacerlo no ha sido fácil.

--Entonces en realidad son tres aventuras.

--Sí. Comencé a tomar notas cuando visitaba a mis hijos en los campamentos del padre Pacífico, en Descargamaría. De algunas hace más de 20 años. Hice un borrador, que estuvo guardado hasta que hace dos años empezamos a intentar publicarlo.

--¿Eso fue lo complicado?

--Ha sido lo más difícil. He tenido que llamar a muchas puertas porque no soy escritora. Yo soy una ama de casa y madre de cinco hijos a la que le gusta escribir.

--Y pintar

--Sí. El libro contiene varias ilustraciones hechas con carboncillo, que recogen lugares significativos del campamento.

--Y para concebir todo eso se metió en la piel de un niño.

--Claro, para poder verlo todo con sus ojos; con la inocencia y la curiosidad que tiene un niño.

--En la foto de la portada aparece el campamento del padre Pacífico en Descargamaría.

--Es que ahí transcurre toda la acción. En realidad el libro son muchas pequeñas historias y anécdotas que he ido recopilando en las visitas que he hecho a mis hijos durante su estancia en los campamentos. Iba preguntando a todo el mundo y anotaba lo que me contaban en una libreta. Otras anécdotas me las contaba el propio Pacífico, al enterarse de que estaba recopilando información para un libro. Sería imposible concebir este libro sin referirme a él.

--¿Por eso se lo dedica a él?

--Es mi homenaje. Su nombre no aparece en relato, pero sí su figura, lo que representó. Como madre de cinco hijos que pasaron por sus campamentos quería agradecerle todo lo que les ha dado. Por eso la ´espinita´ que me queda es que no pueda acompañarnos en este día (se emociona). Sé que le hubiera gustado verlo igual que le gustó el borrador cuando lo leyó. Me animó mucho. Cuando se retrasaba tanto su publicación, siempre me decía "no te preocupes que se publicará en su momento". Por todo eso, el dinero que genere este libro será para la asociación Amigos de Pacífico.

Publicado en el Periódico Extremadura el día 26-9-08.

El giro de una vida


El giro de mi vida fue cuando dejé a mis padres y al campo. En 1946. 10 años después de una guerra civil. Hundidos en el olvido. Trabajando para el Estado más que para comer en casa. Cualquier decisión tomada tenía en si misma explicación. En esos años no se pensaba, ni en los padres, ni en las tierras; sino en cómo llenar el estómago y cómo adquirir conocimientos. No me costó separarme de los míos. Pasaron 14 años sin poder volver al pueblo. Al salir tenía 13 años y al volver 27.

En el año 1960 la gente te miraba con un respeto inusitado, como de veneración. Sin embargo yo seguía siendo el hijo de Fernando “pata palo”. Fue como les sucedió a los primeros seguidores de Jesús. La gente se les arrodillaba, y ellos les decían: Soy uno más entre los hombres.


La magia de Antonio



Me preguntaron una vez qué magia me hubiera gustado tener. El malogrado Antonio González Torres, mi amigo del alma, se convirtió en calzado seguro para mis pies. En una tarde borrosa, pensando en mí, escribió:

Pachi es como un niño,
Pachi es un señor,
Pachi cuando canta
es pura ilusión.
Gusta de los chistes,
es un juguetón,
juega con los niños, y soñó...
Soñó que el blanco con el negro,
el rico con el pobre
firmaron la paz...
Y soñó que no existen violencias
que el niño mira al cielo,
que el hombre es feliz,
que el hombre es feliz.
Ama las alturas,
las montañas y el sudor
de los que trabajan
de sol a sol.
Es hombre de gentes,
es un bonachón,
sueña cuando habla, y soñó...
Soñó que el blanco con el negro,
el rico con el pobre
firmaron la paz...
Y soñó que no existen violencias
que el niño mira al cielo,
que el hombre es feliz,
que el hombre es feliz.

Más tarde le puso música, lo grabó en una cinta y con cariño me lo regaló. Todo lo que hacía por mí era fruto de un corazón locamente enamorado. Magia que me hubiese gustado haber heredado de él.



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Nota del que se encarga del blog: Estuvimos buscando la letra de la canción para cantarla el día de su funeral. La letra no apareció. Por más que la buscamos no la encontramos, ni entre sus textos ni entre las canciones de “toda la vida”. Pienso que a lo mejor Pacífico no quería que la cantáramos ese día para no hacerle llorar. No sé. Hoy me la encontré revisando sus papeles y la traigo aquí para todos.

Antonio González Torres fue uno de nosotros, de los primeros de nosotros. Hace ya muchos años, al final del verano, se ahogó. Pero antes salvó del que instantes después sería su destino definitivo a un niño (o a dos, que no me acuerdo bien). Sin embargo, sí recuerdo que Pacífico durante muchos años no “permitió” que cantásemos esa canción, quizás porque se emocionaba hasta la lágrima al oírla, quizás porque el recuerdo de la memoria de Antonio era muy duro: Ese sí dio su vida por los demás, me dijo en alguna ocasión.

Si estoy equivocado en algo, no dudéis en corregirme. O en ampliar la historia.

Un abrazo.

El día después…




Hoy ya es el día después, padre. Hoy continuamos con el camino, huérfanos de tu presencia corporal pero llenos de tu esencia. Será mucho más duro, pero no importa. Hoy volvemos a las rutinas sin olvidar que nos falta mucho por hacer, mucho por pedir, mucho por aprender. En esta tu casa virtual se seguirán insertando tus escritos, los que dejaste sin publicar y los que fueron editados en su día en otros foros. También los de aquellos que tengan algo que decirte, algo que preguntar, algo que reclamar, que para eso estás ahora en un lugar privilegiado y te será más fácil interceder por nosotros ante el que manda. Pero pídeselo bien, no se lo exijas, no hagas de las tuyas y piensa que Él tiene que atender también a otra gente.

La que preparaste ayer fue apoteósica, como siempre. ¡Qué te voy a contar si noté cómo sonreías desde lo alto del retablo! Muchos de ellos lloraron, pero creo que era de alegría, por ver a tanta gente reunida con un mismo fin, por encontrarse de nuevo con los amigos de siempre, por recibir otra vez abrazos y besos de los buenos. Allí estuvieron todos, unos en cuerpo, otros en alma, para contarte lo que querías oír. Sí, ya sabes, quien quiera entender, que entienda…

Traigo unas cuantas de tus palabras. No sé por qué éstas, pero seguro reconfortarán a más de uno. Nos hacen mucha falta. No olvides que somos débiles.

A los Amigos de siempre;
a los que un día pasasteis a formar parte
en mis memorias, con nombre y apellidos,
porque con vosotros hice parte del camino,
en campamentos, pascuas, acampadas
y viajes por el extranjero.
Os llamo Amigos, sin rubor y con mayúscula,
porque lo sois;
porque con vosotros disfruté,
y quiero seguir disfrutando.
A vosotros me dirijo, como un “loco”.

Muchos y gratificantes son los pensamientos que afloran en mi mente al recordaros. Recuerdo como escenarios por los que nos movíamos: La Iglesia, los centros, la cancha de baloncesto, los ríos en los que nos chapuzábamos, la finca de “los Domarcos”, la ermita de la patrona Nuestra Señora de Gracia. Y un montón de amigas y amigos que me enseñaron a vivir. Vuestros nombres permanecen escritos en mi corazón: Para siempre.

Con Francisco me quedo en vosotros...




A la muerte no le tengo miedo. La espero como un apagón de luz que llegó para no ver ni sentir ya nada. Además, con la esperanza de que venga precedida de un día de Sol sin ocaso.


Cuando llame a mi puerta la muerte “no puedo faltar a la cita y me gustaría que me cogiese en casa”. Quiero estar en casa desempeñando el papel que corresponda cumplir esa hora. Quiero ser yo quien abra la puerta. Aunque me cuesta aceptar a la idea de lo finito. Pensándolo bien creo que es la forma más airosa de salir de esta casa, en la que, por su condición de criatura, el tiempo la envejece y la hace inhabitable.


No recuerdo su presencia en los años de mi juventud cuando parece estar lejos de uno. Pero a medida que va pasando el tiempo, no miento si digo que la idea de la muerte ha pasado a ser un elemento familiar en mí. Estoy convencido de que es, en la creación, una regla más del juego, y como tal la debo tomar. Sé que vivo a impulso de una enorme fuerza vital, y que gracias a ella me muevo y hago con gusto lo que se me pone delante. No obstante admito que no siempre estoy entusiasmado con vivir, y sin caer en la desesperación, hay noches en las que, al acostarme, le doy gracias a Dios, si al despertar, apareciese en el Paraíso. Otras noches le pido al mismo Dios, que espere un poco, que aún me quedan cosas por terminar. Como si lo que hago fuese necesario o un tema de muerte o vida.

El periódico. Entrevista


FRANCISCANO

Pacífico Martínez Ugidos Pachi: "El cielo está donde uno sea feliz"

Nació en Laguna de Negrillos (León), el 10 de marzo de 1933. Tiene 75 años. Es sacerdote franciscano. Fue profesor del colegio San Antonio, director espiritual y precursor de los célebres campamentos de Descargamaría.


22/06/2008 MIGUEL ANGEL MUÑOZ.


El director espiritual de cientos de cacereños y responsable de la obra campamental más importante de la ciudad vive ahora en el convento sevillano de Loreto. En su patio mudéjar huele a naranjos y a jazmín, aunque por encima de tanta belleza sigue sobresaliendo su sonrisa. Si Dios hizo al hombre seguro que lo hizo pensando en Pachi.

--¿Cómo se encuentra?

--Bien, bien jodido. Como ve me encuentro ya en silla de ruedas. Eso es un aviso de que no me encuentro del todo bien. No soy yo quien dice cómo es mi estado de salud, lo dice mi cuerpo: mi modo de ver ya no ve apenas, mi modo de sentir los objetos: ya no los siento, mi modo de oír a la gente, a los pájaros: ya no los oigo... Eso quiere decir que me voy muriendo poco a poco, pero lo acepto con agrado, cuanto antes mejor porque espero participar de lo que Dios es. Estoy en las vísperas de mi principal viaje, largo, del que no pienso regresar. No le tengo miedo. Todos tendremos que hacer ese viaje, yo lo estoy esperando con ganas, con muchas ganas.

--Pero cuando uno se va siempre queda algo en la tierra, queda su espíritu. ¿No?

--Sí. Lo estoy viendo ya, en los mismos jóvenes. Cincuenta años detrás de mí, sin dejarme, son muchos años.

--Es que es toda una vida marcada por sus campamentos...

--Yo no sabía lo que hacía, me nombraron director espiritual y tenía que ingeniármelas, hacer de mi dirección espiritual un campo de batalla con los jóvenes, los niños: lo conseguí. Lo conseguí de tal forma que si no, no me hubiesen seguido tanto tiempo.

--Claro, porque usted fue un revolucionario...

--Mis homilías eran el Evangelio. No me veo un revolucionario, aunque eso dicen, que lo fui.

--Y los revolucionarios no gustan a todo el mundo...

--Había un profesor en la universidad que se metió conmigo. Se enteraron los jóvenes y fueron a hablar con él. Le dijeron: "No se le ocurra ponerle las manos encima, porque ese día termina usted sin pellejo".

--Una vez dijo: Merece la pena haberse gastado, haber vivido en cada día dos días ...

--Yo he exagerado y no me arrepiento. No sé del todo si he acertado o no. Pero no me arrepiento. Cuando nos íbamos por Europa con 60 jóvenes en el autocar yo dormía en el macutero. El desgaste era doble, eran noches mal dormidas, trabajaba sin parar, como una bestia. ¿Por qué? Porque lo creía así.

--Usted es Pachi...

--Empezaron a llamarme así en el colegio San Antonio y en el colegio San Antonio soy Pachi.

-- Su colegio San Antonio no está...

--Ahora es otra cosa, ahora es don Antonio porque la palabra santidad no viene del cielo, hay que dársela, hay que vivirla. Ahí queda.

--Usted aprendió más que enseñó...

--Siempre he sido alumno de mis alumnos. Me han enseñado todo.

--Le dio clase a Almodóvar...

--Sí... uno más, buena gente.

--¿Se acuerda de Cáceres, verdad?

--Me acuerdo de Cáceres mucho y hago por acordarme menos para no sufrir. Porque para mí Cáceres fueron 50 años vividos, y es mucho. Cáceres ha sido siempre mi familia grande y la quiero como tal.

--Y ahora está en Loreto...

--Aquí me encuentro como en mi casa. Como ve es ideal para uno de mi edad... con su enfermería, con su paz en el campo...

--¿Cuántos años lleva aquí?

--Diez años. Es el pórtico del cielo.

--¿Y el cielo dónde está?

--El cielo está donde uno sea feliz.

--¿Qué enfermedad padece?

--El nombre no sé lo que significa ni yo. El neurólogo me ha dicho que es una espinocerebelosa, que me afecta al cerebelo y que eso ya no va a atrás.

--¿A qué hora se levanta?

--Cuando quiero (risas). Cuando me levantan. No puedo levantarme solo.

--¿Y a qué se dedica?

--Es una pena, porque ahí tienes el ordenador que era mi herramienta de trabajo, ahí tengo mis memorias, mi diario, mis novelas, mi correspondencia... tengo mucho escrito, pero ya no puedo usarlo, ya llevo un año sin usarlo.

--¿Pero qué hace?

--Pues repasar el libro que escribí durante mi vida: la memoria. Pasar las hojas, recordar.

--¿Cuál es su libro preferido?

--La vida de San Francisco.

--¿Y al repasar el libro de su vida, de qué se acuerda?

--De mucho. Tengo una historia muy rica en Cáceres y, claro, todo son recuerdos. Y río, lloro, me emociono...

--Luego está Descargamaría...

--Es una hija predilecta mía. Es el nido de mis polluelos. Espero que no se olvide pronto aquello. Me gustaría que mis huesos quedasen allí como muros de aquel edificio. Es algo muy mío.

--Yo nunca he ido a Italia...

--He ido a Italia con los jóvenes, hemos visitado Asís, Roma, Florencia, Venecia, Milán, Padua...

--Dicen que en Italia está Dios...

--Dios está en Italia de un modo especial, pero Dios está en todas partes. Un día en clase pregunté a los muchachos: ¿Dónde está Dios? En todas partes, me respondieron. Entonces me puse a mirar bajo la mesa. Uno de los alumnos se levantó y me espetó: Tenga cuidado no le vaya a pisar. Le contesté: A Dios no se le puede pisar, es espíritu, pero está. Si no estuviese Dios usted estaría muerto, no habría aire para respirar...

--¿Pero quién es Dios?

--¿Dios? Me lo han preguntado tantas veces que no sé quién es. Dicen que es tan grande tan grande que ocupa todo nuestro lugar y es tan pequeño tan pequeño que lo llena. Es algo que sin darnos cuenta llevamos con nosotros y sin él yo no sería nada.

--¿Qué es la capitalidad?

--Una lucha que me gusta. Siempre tenemos que ser capitalistas (risas). Yo a mi madre le tengo levantado un monumento en mi interior, en mi alma, porque una mujer como ella se casó en zapatillas y al terminar la boda, de la iglesia se fue con su marido a segar...

--¿O sea que el 2016 es como ese monumento que hay que levantarle a Cáceres?

--Claro.

--Hablaba de su madre...

--En sus bodas de oro se reía. Yo le pregunté: ¿por qué te ríes? Me dijo: Porque hoy entro en la iglesia con zapatos, el día de mi boda lo hice con zapatillas.

--Le doy las gracias. Volverle a ver ha sido la mejor dedicatoria que podía recibir de usted...

--Me alegro enormemente de que nos hayamos vuelto a encontrar. Espero que no sea la última vez. Por lo menos así lo deseo. Siempre me entró usted por los ojos y quedó en mí su figura...


Fuente: El periódico Extremadura. Domingo.

La crítica.


A la crítica hay que saberla investir, como al toro. Mirar a qué ganadería pertenece; desde los chiqueros observar sus primeros movimientos y su mirada; con arrogancia dar los primeros capoteos para ver hacia dónde se inclina en toro. Conocida la raza, sus virtudes y defectos, el torero no tiene que acomplejarse. Desde el Papa o el Rey, hasta el último fiel o vasallo, todo hemos nacido desnudos, y cuando hacemos nuestras necesidades, pizca más, pizca menos, a todos nos huele lo mismo.

No veo razón alguna tenerle miedo a la crítica. A mi me ha servido para trabajar con más brío. El secreto debe estar en no ver en el que me critica la sin razón; porque, más bien temprano que tarde, si la crítica no se ajusta a la verdad, lo que ha dicho revertirá sobre él.

Hermano papel




Mi mayor decepción fue no haber conocido a mi padre con las dos piernas. Porque, trabajando nos dejaba atrás, con una pierna. Con las dos, no nos hubiese llevado al campo cuando éramos pequeños. Y siendo fraile, la desaparición del Hermano Papel. Lo quería como a un hijo. Esto lo pueden avalar los que estaban conmigo la noche en la que salió, en los talleres que en Aldea Moret, tenía el Periódico Extremadura. Al salir el primero fue tan impresionante la emoción como la que tuvieron José y María con el nacimiento de si hijo Jesús. Recuerdo que lo tomé en mis manos, y estas empezaron a temblar, y temí se me fuera al suelo.

Mi interior





Tengo miedo de mí mismo, pero sé que de mí no puedo huir, como no puedo huir de mi sombra.

Tengo miedo al consumismo: Es más mortífero que las guerras; A las modas: Envilecen; A la simplicidad: En cada uno se esconde la complicación.

Huyo del otro: Puede estar solapado el mal.

Me gusta dejarme ver y que el otro me busque.

Quiero observar su andar, lo que esconde en su mochila. Quiero probar para qué lado se decantan sus gustos.

Mi interior puede ser un caos, pero esa negrura soy yo.

Como estrella en el camino.

COMO ESTRELLA EN EL CAMINO
LA LUZ DE LA VERDAD DE SAN FRANCISCO:

Salta hacia tu interior;
Baja hasta tus profundidades,
Para llegar a la luz de la verdad que tú encontraste.

COMUNICADO A AFA Y A LOS AMIGOS DE PACÍFICO:


Hoy quiero ser para vosotros LA ESTRELLA que os lleve a Belén; quiero que en cada una de sus extremidades vayan escritos vuestros nombres, para que con ella lleguéis al portal y le ofrezcáis al Niño vuestros dones de trabajo, amistad, compañerismo y alegría. Me hago presente para que nadie se interponga en el camino que os conduce a Jesús. Es Dios hecho humano en nosotros. Llevemos nuestros leños y hagamos una hoguera dentro del portal para que esa noche nadie pase frío; y a quienes tengan frío prestémosle la zamarra; a los que tengan hambre démosle pan; y a quienes tengan sed, un vaso a rebosar del mejor vino: EL AMOR.


Perdido entre los años,
que arrastran mi cansancio y la maleza
de tantos desengaños,
perfidias y pereza,
do quedó mal parada la nobleza.

Vuestra voz, ya lejana,
llega a mí, como eco sagrado,
y topa la ventana,
donde yace velado,
a media luz, el sueño de su amado.

Esto es más que un sueño,
es leña amontonada para el Niño,
pues sólo Dios es dueño
de tu amor y cariño,
que le transforma la cara de armiño.

Hoy, con vosotros, vivo
del amor que ha llenado la tierra;
por eso, como divo,
le hago frente a la guerra,
con alarmas ocultas en la sierra.



Oteando desde la Colina;
Sigo rematadamente loco.
Es fruto del amor.

 
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