Mi mayor decepción fue no haber conocido a mi padre con las dos piernas. Porque, trabajando nos dejaba atrás, con una pierna. Con las dos, no nos hubiese llevado al campo cuando éramos pequeños. Y siendo fraile, la desaparición del Hermano Papel. Lo quería como a un hijo. Esto lo pueden avalar los que estaban conmigo la noche en la que salió, en los talleres que en Aldea Moret, tenía el Periódico Extremadura. Al salir el primero fue tan impresionante la emoción como la que tuvieron José y María con el nacimiento de si hijo Jesús. Recuerdo que lo tomé en mis manos, y estas empezaron a temblar, y temí se me fuera al suelo.
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* In memoriam Mayra Gómez Kempf *
Esta voz de los viernes,
descanso del guerrero de un país triste
que apenas sí soñ...
Hace 2 semanas
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