Los cambios.


Tengo mis respetos a los cambios. Espero que el estado precario de mi salud, me ayude a aceptar las diferencias. Sin duda lo superaré con dignidad y elegancia. No podemos olvidar que es la edad del reencuentro. Así me vi en mis versos:

Con ansia de asirte,
de verte en el pasado todo entero;
en mis brazos dormirte,
como fiel jornalero
y de resucitarme.
Como un enamorado
espero en tu ventana ensimismado.

Alondra de la tarde
que buscas afanosa tu cobijo.
El alma en ansias arde,
y desecha el alijo,
para llenar de sol a tu escondrijo.

No me seas esquiva.
No retrases la cita. Ven conmigo.
Di que aún sigues viva,
que tienes abrigo,
que comes pan dorado, de mi trigo.

Amor de mis amores.
¿Por qué has tardado en abrir la puerta?
Son muchos los dolores,
y es grande la compuerta.
Creí hallarte en tu alcoba muerta.

Hoy tengo ya respiro.
Me ha llegado caliente tu aliento,
como grácil suspiro,
como eficaz sustento,
que aviva y acelera el pensamiento.

Oh noche en desventura,
transida de dolores en el pecho.
Da fin a tu amargura,
Y deja ya el lecho
Lugar de desamores y despecho.

Salgamos a la luz.
Abramos de la casa los balcones.
Así, junto a la cruz,
enseñas y blasones,
seremos uno en dos corazones.

Hoy mi cuerpo y mi mente
tienen hambre de silencio

 
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