Hermano papel




Mi mayor decepción fue no haber conocido a mi padre con las dos piernas. Porque, trabajando nos dejaba atrás, con una pierna. Con las dos, no nos hubiese llevado al campo cuando éramos pequeños. Y siendo fraile, la desaparición del Hermano Papel. Lo quería como a un hijo. Esto lo pueden avalar los que estaban conmigo la noche en la que salió, en los talleres que en Aldea Moret, tenía el Periódico Extremadura. Al salir el primero fue tan impresionante la emoción como la que tuvieron José y María con el nacimiento de si hijo Jesús. Recuerdo que lo tomé en mis manos, y estas empezaron a temblar, y temí se me fuera al suelo.

Mi interior





Tengo miedo de mí mismo, pero sé que de mí no puedo huir, como no puedo huir de mi sombra.

Tengo miedo al consumismo: Es más mortífero que las guerras; A las modas: Envilecen; A la simplicidad: En cada uno se esconde la complicación.

Huyo del otro: Puede estar solapado el mal.

Me gusta dejarme ver y que el otro me busque.

Quiero observar su andar, lo que esconde en su mochila. Quiero probar para qué lado se decantan sus gustos.

Mi interior puede ser un caos, pero esa negrura soy yo.

 
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